La provincia de Toledo es un lugar excelente para explotar las virtudes del turismo camper. Pero no solo en la gran ciudad sino también en sus pequeños pero destacados pueblos, aquellos que nos permiten profundizar en la identidad castellanomanchega, recorrer sus valles, miradores y peculiar orografía.
Consuegra resume en sus empedradas calles de aire medieval todo el encanto castellano. Su extensa trayectoria histórica desde tiempos romanos le ha conferido a la localidad un legado artístico interesante y rico que merece la pena descubrir. Por eso sus tierras están salpicadas aquí y allí de restos romanos con la antigua presa, el circo o el acueducto de Consuegra, que por cierto supera en longitud al de Segovia.
El castillo medieval nos retrotrae directamente a tiempos del mismísimo Cid, y los molinos a otra figura española por antonomasia: el Quijote. Subir al cerro Calderico y contemplar desde ahí el paisaje rodeado de molinos nos acerca a este gran icono literario universal.
Aparcar nuestra autocaravana en el castillo es una de las mejores opciones, si tenemos en cuenta el abundante viento. En la calle Urda 90, al lado de la piscina, se puede también pernoctar sin ningún problema, aunque no hay ni llenado ni vaciado de aguas. Más cerca en el centro está el parking de la Avenida Castilla La Mancha, muy útil si lo que queremos es visitar el centro histórico, lo mismo que el de la calle Vertedera Alta.
Si preferimos un área privada hay que recurrir a la autovía Madrid Andalucía. A la altura del kilómetro 132 hay un área que permite pernoctar y tiene suministro y vertido de aguas grises y negras, además de diversos servicios: supermercado, gasolinera, restaurante….
A apenas 30 kilómetros y poco más de veinte minutos de marcha por la CM-4025/CM-4054 y luego N-401 llegamos a Orgaz, otro interesante pueblo toledano que nos imbuye de todo el espíritu de Castilla. Destaca, por tanto, el castillo, ubicado en medio del tejido urbano del pueblo y protagonista por tanto de la vida de todos sus habitantes desde siglos atrás, cuando en el siglo XIV fue levantado como palacio para la familia Pérez de Guzmán.
Esto motiva que su planta rectangular, su espectacular torre del homenaje y en general toda su arquitectura no sea tan de índole defensiva y, por tanto, sirviera durante mucho tiempo como residencia para grandes familias como los Llopis, que finalmente acabó legándolo a la localidad con todos sus elementos decorativos.
Orgaz es, con su antigua muralla, su iglesia y el puente de los cinco ojos, el típico pueblo que debemos visitar en Toledo. Excelentes restaurantes dedican sus días a confeccionar platos típicos como sus deliciosos buñuelos y guisos de perdiz en escabeche, capones y conejo, tan abundantes en sus tierras. La comarca es ducha en la producción de vinos, que utilizan también para mojar sus deliciosas torrijas.
Muy cerca, en la localidad de Mora, tenemos una pequeña área de tres plazas para descargar aguas negras y grises. Está en la carretera del Cementerio.
A apenas 10 kilómetros por la N-401 llegamos a Los Yébenes, una pequeña localidad salpicada de restos romanos, árabes y cristianos donde destaca ante todo el castillo de Guadalerzas, una fortaleza militar del siglo XII así como las iglesias de Santa María y San Juan Bautista, ambas del siglo XVI y destilo mudejar la primera y gótico la segunda.
El palacio de la Encomienda de San Juan es también una interesante aportación de arquitectura civil. Todo el mundo en Los Yébenes conoce Casa Apelio, un restaurante ubicado en la calle Real de Arriba donde podremos degustar todas las sencillas, pero intensas bondades de la gastronomía toledana.
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